Disfruten de esta maravilla de descripción:

«Raluca tenía el cutis ajado por el tabaco; a pesar de que no pude ponerle una edad determinada supe que era joven por la flexibilidad de sus músculos cuando se ponía en cuclillas a fumar. Tenía el pelo rizado y del color del cobre sucio; lo llevaba recogido en un moño que parecía una madeja de lana. Un par de bucles brillantes por el sebo del cuero cabelludo le nacían de las patillas como una planta recién germinada. Su mirada azul como el hielo fresco y de millones de años de un glaciar, contrastaba con su piel ceniza. Su voz ardía y era áspera. Pronunciaba palabras encendidas y densas como ríos de lava y, al mismo tiempo, el aire que se escapaba entre su dentadura incompleta liberaba susurros agrietados como el sonido de la fricción de los leños antes del fuego. Ella hablaba, me hablaba y hablaba sola. Sabía que hablaba en rumano, pero sus cuerdas vocales no emitían vibraciones ni de Bucarest ni de Mangalia. Sus peroratas me recordaban a los ronquidos que deja el viento entre los árboles viejos de un bosque agonizante. Allí tienes a una gitana, me dijo Ovidiu cuando nos vio a ambas en el patio. Raluca le hablaba a Ovidiu, pero él parecía no prestarle atención. Le contestaba con monosílabos mientras caminaba en círculos por el terrero del patio.»

Claudia Ulloa Donoso: Yo maté a un perro en Rumanía

Imagen: Magic Garden, de Ute Laum

Deja un comentario

Tendencias