De cómo es posible describir el ladrido de un perro y que parezca que este ladra poesía.

«Cuando regresamos del cementerio el patio estaba vacío. Empezaba a oscurecer. Los perros ladraron a lo lejos. Pensaba en mi animal. Así como ya podía distinguir varias palabras en rumano, también había aprendido a distinguir los ladridos de los perros.

Las palabras de los perros son de vocales abiertas con alguna consonante velar enredada en colmillos y babas. Desde el fondo del patio podía oír los ladridos como un poema coral. Entre todos esos distinguía la voz de mi animal. El ladrido de mi perro negro era joven, de unos pulmones flacos pero vivaces. Su ladrido era alto, chillón y constante, un ladrido entusiasta e ingenuo como la risa del enamorado que no conoce el desamor, la carcajada del optimista rodeado de miseria».

Claudia Ulloa Donoso: Yo maté a un perro en Rumanía

Imagen: At the Met, de John Singer Sargent

Deja un comentario

Tendencias