Los padres de Cristina Rosenvinge eran una pareja de daneses que vino a España a pasar su luna de miel. Les gustó tanto nuestro país que decidieron establecerse en él. Contrariamente a lo que podríamos pensar, cuando tuvieron una niña, Cristina, le hablaron en español y no en danés.

Lo cuenta ella en una entrevista en la que añade que sus padres le regalaron el idioma de un continente y no el idioma de un país pequeñito, pues Dinamarca solo tiene seis millones escasos de habitantes. Y que ahora, cuando viaja a Chile o a Uruguay se entiende con todos.

Y a mí se me ocurre que con gusto me hubiera cambiado por danesa para vivir en un país sin dictadura y más adelantado que el nuestro aunque también es verdad lo que dice Cristina Rosenvinge, que qué suerte hablar español y compartir el idioma con tantos millones de personas.

Imagen: Michael Andrews y June, de Lucian Freud

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