Mi madre decía «cualquier cosa que pueda hacer un hombre la puedes hacer tú». Mi madre decía «a mí un hombre me levanta la mano y le rompo una botella en la cabeza», y sabías que sería bien capaz de hacerlo aunque yo no entendía por qué un hombre iba a querer pegarle. Mi madre decía «sal y trabaja porque nadie vendrá a buscarte a casa». Mi madre decía «si quieres puedes» y también «el que algo quiere algo le cuesta».

Mi madre decía «como no estudies, vas a trabajar a una fábrica» y yo no sabía qué significaba eso pero sabía que tenía que evitarlo. Y estudié y estudié y me gustó pero no fue suficiente para que mis padres me enviaran a la universidad porque solo había recursos para uno de los dos hermanos y el chico era el que tendría que mantener una familia el día de mañana. 

Y pensé que una mujer tenía que valerse por sí misma, trabajar, ser independiente económicamente y no depender de ningún hombre. Y lo cierto es que la vida me ha enseñado que no iba mal encaminada.

Imagen: Sin título, de Elena Gual

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