Hay muy diversas formas de ser bilingüe. Si uno es bilingüe en dos lenguas en contacto, el hablante se permitirá el trasvase de términos e incluso de estructuras gramaticales de una lengua a otra, pues vive en una comunidad donde la mayor parte de las personas entienden las dos lenguas. Este sería el caso del País Vasco, donde la población es bilingüe y se puede pasar del castellano al euskera o viceversa sabiendo que el interlocutor nos va a entender.
Hay otro bilingüismo, el de los hoy llamados expatriados que se trasladan a otro país por elección propia gracias a la posibilidad de trabajar en remoto. Muchas de esas personas hablan inglés como lengua materna pero aprenden y se relacionan en castellano porque han venido a vivir a San Sebastián. Aquí el trasvase de términos o gramatical no va a ser, en principio, entendido por el interlocutor, por lo que el hablante debe utilizar el castellano en sus relaciones con la comunidad reservando el inglés para hablar con su familia.
Este bilingüismo puede resultar en un multilingüismo, por ejemplo, en el caso de un niño cuyos padres proceden de un país africano bilingüe: su comunidad habla una lengua propia de la zona de origen y el inglés como lengua vehicular. Nace en el País Vasco donde también se hablan dos lenguas: el euskera y el castellano. De esta forma, este niño se verá inmerso en cuatro lenguas aunque no se mueva del territorio en el que ha nacido.
Cosas que pasan en este mundo interconectado.
Imagen: Romanza, de Monica Lee Rich





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