¿Sabes cómo te dije el otro día que tenía cena con las amigas? No sé cómo, bueno, sí sé, porque siempre acabamos igual… salió el tema del sexo ¿vale? ya sabes, que si ya no es lo mismo, que si me he pasado las Olimpiadas mirándoles el paquete a los tíos… hasta que va una y dice, oye y vosotras ¿qué tal lleváis lo del polvo de mantenimiento? ¿el qué?, pues eso, el polvo de mantenimiento, ese que tienes que echar porque si no lo haces ya la cosa se va a poner rara y entonces pues mira mejor lo hacemos y ya está, nos hemos quitado el trabajo de encima. ¿Pero, cómo el trabajo? Bueno, a ver, entiéndeme, no es eso, lo que quiero decir es que ya no es que te mueres de ganas, es que estás cansada, te apetece dormir, a tu santo lo quieres como si fuera tu compañero de piso… pero, vaya, que si no lo haces, él se va a poner raro y va a empezar con por qué lo hacemos tan poco y entonces sí que vas a tener un problema o un problemón. Aquí ya se nos pasó un poco la risa a todas porque menudo melón había abierto Itziar y es que quien más quien menos, pues por ahí andábamos, al menos las que vivimos con un señor, que las que vivís solas pues tendréis otros problemas, no digo yo que no, pero esto del mantenimiento… tiene tela.

Imagen: Platinun Sea (Marconi No 2), de Edie Nadelhaft

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