Los cinco dedos de una mano, los diez de las dos manos y los veinte de manos y pies fueron indudablemente factores importantes para conferir las bases 5, 10 o 20 a la mayor parte de los sistemas numéricos del mundo. Los griegos y los romanos utilizaron la base 10; los celtas y los mayas, la 20; los sumerios y los babilonios, un curioso sistema sexagesimal, o sea, basado en 60.

Pero vayamos al nombre de los números, que es lo nuestro. La terminología indoeuropea está basada en diez. Los términos uno a nueve se repiten, con leves transformaciones, en cada decena, veamos por ejemplo, el español y el latín. Once proviene del latín undecin (uno más diez), doce de duodecim (dos más diez) y así sucesivamente. En el término veinte (viginti, en latín) no se advierte a primera vista la relación con dos, a diferencia de treinta, cuarenta, cincuenta, etc., en los cuales aparece con diáfana claridad el parentesco con tres, cuatro y cinco, pero si nos remontamos al antiguo sánscrito, lengua hija del indoeuropeo igual que el latín, nos encontramos que veinte se decía vimsati, que deriva de visati y este de dvidasati (dos decenas). Vimsati (dvi-dasati) tiene un claro parentesco con viginti, de donde proviene veinte en español y vingt en francés. A partir de veintiuno los nombres de todos los números en lenguas romances reflejan inequívocamente su naturaleza decimal.

A veces es solo cuestión de escarbar un poco.

2 respuestas a “El extraño origen del veinte”

  1. Estimada, me gustaría poder citar sus comentarios sobre el número 20 en un trabajo de postgrado, pero quisiera saber si lo ha publicado en algún otro lado o tengo alguna referencia adicional sobre usted, porque ya le escribí a una Gemma Torres de una universidad de Barcelona que me dijo que no fue ella. Saludos

    Carlos Girado (cmgirado@gmail.com)

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    1. Estimado Carlos: Muchas gracias por tu interés, me da mucha alegría. Esta es la única publicación que tengo de este tema. Como referencia adicional te diré que tengo publicada lo que iba a ser a ser mi tesis pero que (por circunstancias personales) al final no leí ante ningún tribunal. Es un estudio sobre el léxico que utilizamos en San Sebastián (donde nací y donde resido) y que se titula «Interferencias léxicas vasco-románicas en el castellano de San Sebastián».

      Un saludo y de nuevo gracias por tu interés.

      Gemma Torres

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