La creatividad es uno de los rasgos más evidentes de la capacidad lingüística de los seres humanos. Una de las ramas por las que se expande la lengua es la creación de nuevas palabras a partir de otras ya existentes. Les colocamos prefijos, sufijos, unimos dos palabras para inventarnos una tercera o tomamos un término de otra lengua y lo derivamos como si fuera castellano. Todo vale con tal de que se nos entienda.

Y es que muchas palabras no son un todo indivisible, sino que son algo así como un huevo, compuesto de yema y clara que se pueden separar y a la vez se pueden unir a otros elementos. Por ejemplo, el término mileurista está formado por la palabra mil más la palabra euro más el sufijo -ista. Fue acuñado por una joven en una carta que escribió a El País, lo entendimos todos y pasó a formar parte de nuestro vocabulario dando nombre a algo que no lo tenía hasta entonces.

Los periodistas, los escritores… acuñan a menudo términos que son creaciones que no se ajustan a las reglas gramaticales, como por ejemplo vagamundo, una palabra que me parece preciosa porque vendría a ser algo así como un vagabundo que vaga por el mundo.

2 respuestas a “De mileurista a vagamundo”

  1. Avatar de Víctor Colden
    Víctor Colden

    ¡Preciosa, «vagamundo», sí!

    Gracias por la entrada, Gemma, y un abrazo.

    Me gusta

    1. ¿A que sí? Yo creo que se la leí a Andrés Trapiello pero no estoy segura, por eso no me he atrevido a citarle.
      Un abrazo, Víctor, gracias por la visita.

      Me gusta

Deja un comentario

Tendencias