«Cuando la lingüista Asifa Majid comparó la lengua de los jahai, un pueblo de cazadores y recolectores, con el inglés, descubrió que la lengua jahai tenía un vocabulario relativo al olor mucho mayor. Es posible que una comparación entre la lengua jahai y el noruego tuviese el mismo resultado. En jahai existen palabras para denominar olores distintivos que describen, por ejemplo, cómo huele el arroz viejo, las setas, el repollo cocido y determinados pájaros. No está claro a qué se debe, pero Majid afirma que el arte de sobrevivir en la selva lo obliga a uno a hacer hincapié no solo en la vista, sino también en el olfato. Se dice que si los perros hablasen, no los entenderíamos, ya que comunicarían sutiles variaciones de olor que no podemos percibir. Algunos opinan que los perros pueden oler paisajes enteros. Las abejas hacen supuestamente lo mismo para poder encontrar las flores que necesitan. Los profesionales del perfume con capaces de captar matices sutiles mediante la comunicación de ciertas palabras que describen los olores directamente. Para los que no hablamos la lengua del perfume, sus palabras no tienen sentido. No sabemos que aromático significa «alcanfor y hierbas como lavanda, romero y salvia». Los profesionales del sector del perfume comparten las mismas referencias con respecto a palabras como ámbar, animal, alcanfor, crema, fresco, graso, hierba, cuero, oriental, pétalos, polvo y jabón. Sus descripciones de los olores tienen que ver con un lenguaje propio, más técnico. Yo creo que aquí está el quid de la cuestión».

Long Litt Woon: La buscadora de setas

Imagen: Scent of Texas, de Ziesook You

Deja un comentario

Tendencias