Por lo visto somos el país en el que más proliferan y se estiman los modismos. Así se explica en un Diccionario de Modismos que recoge 3.500 entre modismos y lo que llama locuciones familiares. Los hay relativos al espacio y al tiempo como llovido del cielo; al mundo vegetal, en la flor de la vida y estar criando malvas; al mundo animal, como el perro y el gato.
Son numerosos también los que toman como referencia diferentes partes del cuerpo humano, con pies de plomo, a cuerpo descubierto; incontables como no podía ser de otra forma en un país de tradición católica, los originados en la religión, como Dios manda, si Dios quiere, ni Dios e incluso, como Dios. Las artes son también un terreno muy fértil: sin ton ni son, con la música a otra parte, vaya cuadro estás hecho.
Están también los que ya no se usan, según el autor, como perita en dulce o casarse de penalti. Supongo que estas expresiones están en la mayoría de los idiomas del mundo pero a la vez pienso que tiene que ser harto difícil para los extranjeros llegar a hacerse con ellas.
Imagen: Marie Kroyer in the Garden at Skagen, de Peder Severin Kroyer





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