Si el lugar donde nacemos nos marca indefectiblemente, podríamos decir que ser cubano marca el doble. Abraham Jiménez Enoa es un periodista cubano que un buen día salió de Cuba y aterrizó en Barcelona. Se vio, de la noche a la mañana, inmerso en un mundo que no conocía en absoluto, lo que supuso para él un trauma que le llevó a escribir el libro del que extraigo la siguiente cita.

«Todos esos chicos habían leído, todos esos chicos sí que tenían la capacidad para ser periodistas. Yo, en cambio, no me había leído ni siquiera un libro en mi vida en ese momento. En mi familia la gente no lee, no tienen ese hábito, no está inculcada esa salvación. En mi familia la mayoría son militares, obreros militantes del Partido Comunista, gente que no tiene muchos más intereses que la propia familia y lo que sucede a su alrededor. Nunca nadie de mi familia me regaló un libro, nunca llegué a casa y vi a alguien tumbado en el sofá o en alguna butaca leyendo.

Me sentí un impostor con mi vocabulario justo, con mi falta de lecturas. Escondía mi desconocimiento, me deslizaba en el pupitre para que la cabeza del compañero de adelante me tapara del profesor.»

Les recomiendo que lean Aterrizar en el mundo, es un libro interesante, esclarecedor y ameno.

Imagen: Tree Study No. 46, de Elizabeth Becker

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