Viajar es estar cansado, es perderse, comer mal, buscar un baño, sentirse ignorante, ser torpe. Viajar es asombrarse, es aprender y tener ganas de ser distinto. Viajar es apreciar el país propio. Viajar es esperar en el aeropuerto, en la estación, en el hotel, esperar a que llegue la hora de entrar en el Airbnb.

Viajar te lleva a camas que no son la tuya, a comidas que no conoces, a gente que no entiendes. Viajas y aprendes y creces y aprecias lo que antes no significaba nada. Viajas y echas en falta a los que realmente son importantes en tu vida. Viajas y el tiempo se estira como un chicle, dos días se convierten en dos semanas y quince hacen un par de meses.

Al viajar te inventas cada día y eliges: qué haré hoy, qué haré mañana, qué visitaré y qué dejaré sin ver. Y cuando viajas piensas aquí no volveré o aquí me quedaría a vivir. Y al viajar creas recuerdos que se incorporan a tu memoria, te haces preguntas para las que no tienes respuesta.

Y también, como dice Paul Theroux, “Viajar solo es glamouroso cuando se mira en retrospectiva”.

Imagen: January Moon, de Louise Camille Fenne

2 respuestas a “Aquí me quedaría a vivir”

  1. Gema qué claridad de ideas en tu último post. Estamos en Paris . Ayer me quedé atrapado en el metro como una sardina en lata . Una bola negra de 200 kilos me aplasto contra el cristal y me miro con cara de mala leche.

    No metí bien el billete y tuve que gestionar como pasaba la entrada.

    Uf! Viajar no es pa viejos! Un besó.

    Pero esto retrasa el Alzheimer…

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  2. Efectivamente, Joserra, viajar se pone crudo a veces y pone a prueba nuestra tolerancia a la frustración y la paciencia de los locales. Pero si retrasa el Alzheimer, ¿habrá que poner todo de nuestra parte, no? Pasadlo muy bien.

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