Me gusta el argentino como si fuera un idioma exótico y no el mismísimo español que hablo yo. Me fascina el vos, el querés, que el trabajo sea el laburo y la remera una camiseta. Que el estar de pie se convierta en pararse, que se diga recién llegaste y que al móvil le llamen celular. Que se espeten pendejo y pelotudo, que para decir de pequeño digan cuando era chico.

Hay algo dulce (quizás de membrillo) en su acento, un disfrute en la forma de alargar las sílabas. Incluso las frases que no termino de comprender me parecen maravillosas: “Solté una puteada para hacerme la canchera”.

De dónde viene este amor por el argentino, me pregunto, y me digo que probablemente de Julio Cortázar, de Pedro Mairal, de Ricardo Darin y de Leila Guerriero porque cómo no amar un idioma con el que he disfrutado tanto. 

Imagen: Emilie, de Louise Camille Fenne

2 respuestas a “Hablo un idioma exótico”

  1. Tan natural que nos parece a nosotros, los argentinos, el idioma argentino. Pendejo en Méjico quiere decir otra cosa, pero ignoro qué. Una expresión de los venezolanos de antes era «¡cónchale!» y aquí no significaba nada. Los españoles exclaman: «¡Ostia, tío!», y me suena a un hermano de mi madre, que sostenía que el mundo se arreglaba matando media docena de curas por pueblo. Los porteños creen que hay un idioma español neutro y es el de ellos, obviamente, los únicos que no tienen acento, al que llaman cantito. Los cordobeses alargan la segunda silaba de las palabras que tienen tres sílabas o más y son cordooobeses. Y nosotros, los santiagueños pronunciamos las eses muy marcadas y, si bien hablamos de vos y no de tú, decimos quieres, tienes puedes y no querés, tenés, podés.

    Saludos, siempre muy interesante tus grageas.

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  2. Un placer leerte, José Antonio. Un solo idioma y tanta riqueza.

    Feliz año y gracias por la visita.

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