Qué bonito esto que Matías Rivas dice de la amistad:
«La amistad -al igual que el amor- es imposible de definir. Excede los límites que intentan ajustar sus significados. Es un sentimiento que resiste los prejuicios y las clasificaciones. Existen diversas formas de ser amigos y ninguna es mejor que otras. La confianza suele ser la regla de oro, pues solo a ellos se les permite transitar por nuestros lugares internos, solo ellos conocen los códigos para acceder a nuestras zonas delicadas.
Con ellos se forma un suerte de familia de desadaptados, incómodos o huérfanos. Lejos de las reglas convencionales, la amistad es un pacto de protección y cariño que tiene códigos tácitos, sutiles y, a veces, solo cuando es necesario, evidentes. Gastar el tiempo con otro, compartir, estar juntos, divagar, escucharse, aguantar silencios y preguntas, son cuestiones inherentes a ella. Así como estar atento a las preocupaciones y la estabilidad del otro. Los asuntos incómodos no se pueden eludir si uno quiere gozar de la confidencia.
Considero que la amistad es un antídoto contra el narcisismo. Con los amigos uno debería abrirse antes de morir tragado por la angustia. Son capaces de hacer algo inesperado, desde sacar una risa hasta lanzar un reto. La indiferencia no corre. Quizás por eso uno puede ser franco con ellos. Dan espacio para el cariño y para pensar de a dos, aunque se llegue a conclusiones opuestas.»
Rivas, Matías: Referencias personales
Imagen: Self Portrait, de Steven J. Levin





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