Hace unos meses que mi padre ha regresado a mi vida. Dejó escritas unas memorias de la guerra civil que se me ha ocurrido revisar y editar para que las pudieran leer sobre todo mis primos, esos sobrinos a los que mi padre quiso tanto. Así, he vuelto a vivir con él sus días en las montañas de Teruel, el frío helador de las noches, las excursiones con los prisioneros (se iba de excursión con los prisioneros, sí), los bombardeos, los puentes construidos…

He leído y releído, he corregido, he buscado fotos, he recibido ayuda para la edición (gracias). Y finalmente ha salido un libro. Un libro pequeño pero muy grande. Un libro que me ha llenado de satisfacción, como si hubiera cumplido con un deber largamente aplazado.

Y ahora distribuyo el libro entre mis primos, entre algunos amigos, pienso en los que le conocieron aunque muchos de los que se me ocurren ya han muerto. Y los que van recibiendo el libro me hablan de él, era mi tío favorito, qué alegría leerle, cuánto significó para mí tu padre o cuánto nos reímos con él.

Y así ahora, veinte años después de su muerte, mi padre ha vuelto a mi vida.

Imagen: Interior, Midnight, de Steven J. Levin

2 respuestas a “El libro de mi padre”

  1. Las buenas personas siempre nos dejan buenos recuerdos. Angel fue un hombre de bien y se habría emocionado por el trabajo que se ha tomado su hija. Un precioso retrato en un hermoso libro.

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