Dice que está cansada de vivir, que apenas puede hacer nada ya, que los días se le hacen muy largos. Es la hermana pequeña de mi madre, mi tía, la única que me queda. Hoy cumple 91 años. Su vida hubiera dado para una novela, una de esas de drama y superación personal.

Le tocó apechugar con una vida para la que no había sido preparada. Como tantas, sacó adelante a sus hijos ella sola, trabajó interminables horas y así fue pasando su vida. Fue una presencia constante en mi adolescencia y juventud. Sonriente a pesar de todo, nunca olvidaba mi cumpleaños ni ese «qué guapa eres, hija».

Hoy mi tía se declara cansada de vivir. No tiene una enfermedad terminal, ni grandes padecimientos, pero la vida ya no le ofrece nada de lo que ella pueda disfrutar. Los días se alargan como una fila de procesionarias, todos iguales, todos aburridos.

Un malestar se instala en quien le escucha, cómo quedarse indiferente ante tamaño padecimiento. Vivir sin querer, desear la muerte, quiero descansar, hija, me dice, estoy muy cansada. Temo hablar con ella y a la vez siento que le hace bien decirle a alguien lo que nadie queremos escuchar. 

Imagen: Golden Elms, de Steven J. Levin

2 respuestas a “Demasiada vida”

  1. Avatar de softlyc2367d891e
    softlyc2367d891e

    Que duro, Gemma. Pero cuanta verdad.

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  2. Muy duro, sí, no pensamos que vivir puede ser una carga.

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