Vuelven a su país después de siete años él, cinco años ella. Ahora vuelven con dos hijos que no conocen a sus abuelos, quizás ni hablan su idioma. En los años transcurridos, los padres han estudiado, han trabajado, han luchado… Han pasado por alto muchas cosas con las que no merecía la pena ofenderse, han pasado por alto cosas que sí merecían la ofensa pero que no se la podían permitir. Han conocido gente buena, han hecho amigos, han transitado por el borde…
Él y ella tienen los problemas que podemos tener cualquiera de nosotros, nos enfermamos, nos enfadamos, tenemos frío… pero ellos tienen muchos más. Si se quedan sin trabajo, cómo pagarán el alquiler, si no pueden pagar el alquiler quién les ayudará, si los niños están enfermos con quién dejarles para ir a trabajar, si los niños no van bien en la escuela cómo ayudarles.
Vuelven a su país con la sonrisa puesta, radiantes, cargaditos de regalos. No hablarán de la soledad, ni de los trabajos en negro, ni de la dificultad de conseguir papeles… eso se queda en la caja negra, enterrado.
Imagen: Autómata, de Edward Hopper




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